La piedra de ángulo que sostiene nuestra propuesta educativa es la visión de la integralidad del ser humano en: espíritu, psiquis y cuerpo. El fin último de nuestro proceso educativo es lograr el desarrollo pleno de dicha integralidad; partir y alcanzar el derecho al amor, la libertad y la felicidad, como valores humanos; y, el derecho a la trascendencia, como la posibilidad de ejercer las otras facultades humanas que hoy se encuentran latentes en nuestra imaginación creadora.
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